jueves, 13 de junio de 2013

A pesar de todo, estabas tú...

El otro día comentaba que no estaba de acuerdo con esa expresión que se utiliza mucho (yo hasta hace poco también la utilizaba) y que dice que “todo tiene su lado positivo”. No creo que eso sea cierto, hay cosas que no lo tienen. Hay cosas que las mires por donde las mires y las cojas por donde las cojas, no tienen nada de bueno. Yo cambiaría esa expresión por otra que dijera “aunque no todo tenga su parte positiva, trata de buscar algo positivo fuera de lo negativo que te ayude a mitigar lo injusto de las cosas malas”. A pesar de la existencia de cosas negativas en la vida, trata de buscar otra cosa positiva que te ayude a paliar lo negativo. Hay situaciones, experiencias, vivencias en la vida, que nada bueno traen, y nada bueno aportan. Hay cosas que te desgarran el alma por completo y que te obligan a ser otra persona o la misma pero con otras cualidades. O, quizás, simplemente la misma persona pero con cualidades que pensabas no tener, y que estaban ocultas en lo más profundo de tu ser. Cualidades que a pesar de lo dura que puede llegar a ser la vida, resurgen de los más profundo de las entrañas y te ayudan a avanzar.

Hace cinco meses, mi vida se frenó en seco, se paró, se detuvo, se derrumbó… Sentí que mi vida se acabó y que una nueva tenía que comenzar. Tenía que reinventarme. Pero cómo volver a empezar cuando creía estar en eso que todos llaman “la flor de la vida”, cuando creía que tenía todo por lo que había soñado, todo lo que me bastaba para ser feliz… Tras su marcha, sólo tenía dos opciones, irme tras él o quedarme. Es evidente que decidí quedarme. Y si me quedo ha de ser para bien, para dar luz, para avanzar. De lo contrario, nada tendría sentido. Y si decidí quedarme en esos momentos de total oscuridad es porque hubo alguien que me ayudó a tomar esa decisión. Ella y sólo ella fue capaz de hacerme mirar hacia otro lado, de apartar mí vista de la oscuridad y mirar hacia la luz. Esa luz que sólo desprenden las almas puras e inocentes. Esas almas propias de un nuevo ser que ha venido al mundo sin haberlo elegido, pero fruto de un amor profundo y eterno. Esa alma a la que un día decidimos crear y, sin darnos cuenta, ponerle el nombre de ambos porque de esa manera todo resultaba aún más bello.  Estoy convencida de que hemos creado una versión mejorada de ambos, y que por esa razón, porque en ella estás tú, estoy yo, y está nuestro eterno amor, he podido descubrir que a pesar de todo, he de continuar. Olvidar nunca podré, pero ella merece que intente vivir de la mejor manera posible. Yo no sabía cómo ni de qué forma podía hacerlo pero ella, día tras día, me ayuda a levantarme, me enseña a reinventarme y me demuestra que, a pesar de todo, se pueden buscar otras cosas que te ayuden a vivir con la mayor de las penas. Por todo ello y por darme el mejor título que he conseguido en la vida, que es el de ser madre, te doy las gracias. Sin ti, nada de esto hubiese tenido sentido. Te quiero pitufa mía.

6 comentarios:

  1. Precioso!!! Tu pequeña va a estar muy orgullosa de esa supermamá que tiene!!♥

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    1. Gracias cariño. Yo lo haré lo mejor que pueda. Muakis

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  2. Cómo no vas a levantarte, la pitufa te mira con esos ojazos y esas pestañas y se para el mundo. Cuando estamos con ella y te veo con esa sonrisa, solo puedo pensar que es un milagro que te haga sonreír. Eres una mami estupenda. Me encanta leerte. Te quiero, linda.

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    1. Exactamente, Jeza, ella es mi milagro. Yo también te quiero. Un abrazo.

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  3. Sin palabras, ¿ya me conoces y sabes lo que me pasa al leer estas cosas no? Muchas gracias por darnos el lujo y el placer de leerte. La vida puede ser muy injusta, pero tienes una lucecita a tu lado que te da fuerzas, como tú dices, para no quedarte en la oscuridad y ver la luz que te alienta para seguir adelante. Tienes un tesoro enorme y ella tiene otro tesoro de madre. Os tenéis la una a la otra. Un abrazo enorme Anita.

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  4. Te leo y parece que te escucho mariposa mía. Y sí, se lo que te pasa cuando lees estas cosas, yo soy igual ;-). Gracias a ti mi vida. Un beso

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