miércoles, 3 de julio de 2013

La vida no me dio hermanos, pero...

La vida no me dio hermanos, pero me regalo a cambio muchos primos. Muchos y maravillosos todos. Cada uno diferente pero todos con un gran corazón. Y entre todos ellos hay uno muy pero que muy especial para mí. Mis primos saben que les quiero a todos, cada uno tiene su parte única y me siento orgullosa de todos ellos, pero hay uno con el que tengo una conexión diferente, especial, innata. Es lo más parecido a un hermano que tengo. Y con permiso de los demás, mi entrada de hoy va dedicada a él.

No sé si será porque cuando éramos niños nos entreteníamos juntos jugando, a ratos a los coches, a ratos a "las casitas". La cuestión es que he estado unida a él desde niña y, a día de hoy, tenemos una relación única, cercana, de confianza plena el uno en el otro. De esas que te hacen creer en una persona al cien por cien y con los ojos cerrados, de esas por los que pondrías la mano en el fuego. La relación que tengo con "mi flaco" es de las que te permiten, incluso, la osadía de aconsejar o de reñir al otro, si llegase en caso de que uno creyera que el otro ha hecho algo incorrecto.  No sabría cómo definir lo que tengo con él... para mí solo se resume en dos palabras... "mi flaco". Quien me conoce sabe lo que significa para mí. Siempre está ahí cuando lo necesitas, y cuando no lo necesitas también. Da igual la hora o el cómo, siempre puedo contar con él. Está pendiente de mí, y ahora también de mi pequeña, su "bolaxita". Detallista, divertido, noble, sincero, trabajador y, sobre todo, con un gran corazón.

Sin aún saber si tendría hijos o no y con quien, tenía claro que él sería el padrino de mi primer retoño. Algo que tenía que ser así, como así ha sido... Para mí era fundamental que mi flaco se llevara bien con el que yo eligiera como pareja, así como que el que se convirtiera en el amor de mi vida viera en mi flaco lo que yo veo. Y así fue... Desde el minuto uno congeniaron a la perfección. Confiaban el uno en el otro, podían hablar de cualquier cosa, y se reían mucho juntos. Incluso llegaron a ser cómplices en muchas cosas. No podía ser mejor... Incluso, él encontró en mi flaco al único peluquero que sabía cortar su pelo a la perfección, jeje. 

Así es "mi flaco", así es nuestra relación y así era su relación con él... Te quiero "mi flaco". Gracias por todo lo que me aportas, por tu cariño, por tu complicidad. Gracias por demostrarme día tras día que soy importante en tu vida. La mía sin ti, sería como una "mesa coja". Gracias por hacerme ver que siempre podré contar contigo. Yo seguiré estando aquí para lo que necesites. 

Tu "bolacha", te quiere. 

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